Querido Silencio,
Te escribo
estas letras para transmitirte una serie de sentimientos que tanto tiempo llevo
conmigo y nunca te he expresado, quería darte las gracias por la cantidad de
veces que has aparecido en mi vida, unas cuando más lo deseaba y otras cuando
más lo necesitaba, quiero agradecerte que hayas sabido pronunciarte con tanta
certeza en momentos tan delicados de mi vida.
Recuerdo una
vez, cuando un jefe se aprovechaba de su condición y se jactaba de mi persona
en privado y en público, ¡que mal lo llevaba!¡tenía ganas de matarlo! Pero allí
estabas tú, te ponías delante de mi boca y gritabas hacia dentro para que nada
se oyera, en aquellos momentos te mal dije, ¡lo siento! Después de todo y ahora
que ha pasado mucho tiempo me di cuenta que tu presencia era buena para mi
aprendizaje, de aquella historia aprendí a como no tratar a ninguna persona ni
dentro ni fuera de mi trabajo, ni por encima ni por debajo, entendí que cada
uno en su responsabilidad somos personas igualmente y como tal he de tratar
siempre.
En otra
ocasión, apareciste en un momento de mi vida personal en la que la
circunstancia se antojaba complicada y el resultado de la misma parecía tener
el final asegurado, la verdad es que dicho final no era muy bueno que digamos,
pero en esa situación volviste a estar presente acallando mi orgullo y mi ego
juvenil para evitar una hecatombe, quizá con personas que nada tenían que
perder y por ello mismo me tentaban de forma clara y descarada, ¡gracias! De
aquella ocasión aprendí a filtrar con quién debía irme y a quién debía evitar,
solo así podía crecer y mejorar, era más listo evitar que enfrentar y por ello
te estoy agradecido.
A nivel
profesional, me diste una lección que nunca se me olvidará, tu fuerza me hizo
ganar dinero, “la fuerza del silencio” es una de las bases en la venta y
gracias a haber aprendido a callar pude conseguir mis objetivos de desarrollo
personal, tanto así de bien me fue que hoy por hoy sigo predicando con esa
técnica y la sigo enseñando cuando me dan la oportunidad de seguir formando a
diferentes profesionales en sus sectores. Por toda tu enseñanza en estos casos
te doy las gracias de corazón.
Para
terminar, decirte querido silencio que después de luchar contra todo por
conseguir lo mismo que la sociedad te invita a cada instante a conseguir, lo
que más me alegra saber es que he apreciado el silencio como forma de vida, y
lo he cambiado por muchas palabras que sin ser entendidas muchas veces casi
siempre terminan mal interpretadas.
Y con esto
me despido amigo mío, espero que no me abandones y que sigas apareciendo en mi
vida como uno de mis profesores a los que tanto caso hago cuando intervienen y
mejoran mi estado de felicidad.
Recibe un
cordial saludo,
Alberto
Barranco
No hay comentarios:
Publicar un comentario