martes, 26 de abril de 2016

Stop Bullying

Son muchas las historias que se producen pero no son todas las que se cuentan, las personas que trabajamos con adolescentes somos conscientes de lo que se vive día a día por jóvenes que sufren de forma constante y regular estas vejaciones.



Una de las preguntas que me hago es ¿dónde nace esta moda? Parece ser que lo es, la moda de hacer daño, se fomenta entre círculos  escolares y crece en función se van desarrollando los adolescentes. Pero realmente esto no nace en los colegios ni institutos, nace en la no educación parental, nace en la sociedad del todo vale, en la pérdida del respeto ajeno, nace en el “yo soy el fuerte y se hace lo que yo diga”, nace en las casas, en los medios de comunicación, nace en las faltas de respeto a las autoridades por parte de los adultos, nace sobretodo en el ejemplo que reciben y viven día a día. ¿Qué les permitimos y que no? ¡Esa es la cuestión!



Estamos en una sociedad que marca la frase mítica “mientras a mí no me toque” ¡Claro! ¿Y cuándo te toque? ¡Entonces sí, nos ponemos manos a la obra! Así es como actuamos en este país con todo y para todo, generalmente no se previene nada, hasta que no hay un suceso no se actúa, y en este caso desgraciadamente también es así.

No podemos continuar así, debemos hacer algo por el futuro, y éste no es otro que los jóvenes que vienen.



Padres, revisen sus controles, midan los actos de sus hijos, tengan más comunicación con ellos, pregunten y escuchen atentamente, ayuden a sus hijos a no desviarse, a que se sepan respetar, no pongan en tela de juicio a los profesores que educan a sus hijos y generen el respeto hacia  ellos, que haya una cordialidad y por encima de todo, que traten con cariño al prójimo. Empiecen por hacerlo ustedes, recuerden que son el espejo donde ellos miran cada día, ¡si usted no lee ellos no leen, si usted grita ellos gritan!





Profesores y educadores, antes de nada, ¡Gracias! Es muy difícil el papel que juegan en esta sociedad y además están muy vigilados por todos, es injusto, quizá venga de una época donde se respetaba al profesor por encima de todo, pero hemos de reconocer todos que lo tienen muy complicado. Los niños se sublevan con facilidad, faltan al respeto, les provocan porque encima tienen el apoyo de los padres. No olviden que ellos son los responsables de su formación pero ustedes, los padres son los educadores y responsables reales de sus hijos. Formen un equipo de trabajo con los profesores y tiendan la mano a que sus hijos les respeten para crecer juntos, padres e hijos.


Para terminar, sean conscientes todos de las secuelas que deja un acto de bullying, traumas emocionales, complejos crónicos, miedos, desequilibrios mentales, etc… y todo esto porque en un momento determinado un joven se quiere hacer el gracioso delante de sus amigos. Sepan que generalmente este tipo de jóvenes esconden tras de sí un trauma, lo visten con un disfraz y generan una acción incoherente y dañina para cubrir su propia carencia, esto viene de atrás y genera mucho mal. Cuando una persona recibe bullying está destinada a pasar por profesionales para encauzar su vida, no es justo que por un trauma no tratado de un adolescente que lo cubre con una imagen chulesca, burlona y amenazante, otros chicos se vean obligados a no ser felices y arrastrarlo para siempre.


Desde aquí os pido a todos que compartáis el artículo en las redes, en los medios, donde haga falta, hagamos un llamamiento a #StopBullying. Tu acción puede llegar a manos de padres necesitados, de profesores que no han abierto un protocolo de actuación pensando que no pasa nada, quizá llegue a manos de quién tiene poder para generar una corriente positiva y se planteé la posibilidad de erradicar este efecto.

¡Si lo ves, actúa!

¡Si lo ves, denuncia!

¡Comparte y grita #StopBullying!


domingo, 17 de abril de 2016

El Rincón de Llorar

Este famoso rincón que todos usamos y nadie reconocemos, todos tenemos a mano el poder ir y transitar por el dichoso rincón. Unas veces es necesario, como seres humanos tenemos que soltar todo lo que llevamos dentro, expulsar aquello que nos frena, que nos limita o simplemente, aquello que nos duele.


La cuestión en sí no es el rincón, más bien son las veces que lo visitamos y los motivos por lo que lo hacemos. ¡Qué rápido vamos al rincón de llorar! Por todo y para todo, ha pasado a ser uno de los rincones preferidos de nuestra “casa” en cuanto podemos nos desequilibramos allí, nos vertimos entre sollozos y lamentos para terminar postrados en la pared, sentados en el frío suelo que nos hace ver y entender que estamos en la parte más baja de nuestro interior.




¡Está bien llorar! Pero ¡sólo un ratito! A partir de ese momento debemos explorar nuestras fuerzas y convocar un referéndum cerebral, para que éste bloquee la conducta emocional y poder así ejecutar las nuevas órdenes que nos lleven a resurgir como cuan “Ave Fénix”.



La mayor de las fuerzas es aquella que nace en la desolación, en el frío del subsuelo, la fuerza que brota del alma y de la impotencia generada de verte en esa situación, precisamente es cuando tu corazón vibra poco a poco, empiezas a sentir que estás vivo, empiezas a generar nuevas ilusiones, encuentras soluciones y desarrollas una capacidad nueva que experimentas con mirada desafiante y templanza en tus nervios de acero para afrontar un nuevo estado de Resiliencia. Así sin darnos cuenta, hemos pasado de llorar en el rincón a resurgir con una nueva ola de energía creada desde nuestro interior.



La experiencia es un grado, la veteranía te aporta la madurez suficiente para creer en ti cuando nadie lo haría, porque realmente es la base de cualquier superación, cree en ti como nada en este mundo, construye tu camino en base a tus posibilidades y desarrolla poco a poco tus habilidades de conquista atravesando y superando adversidades. Cuando te quieras dar cuenta serás un auténtico veterano lleno de experiencia en tu propia batalla, que terminará ganando su guerra cuando empezó a batallar en aquel rincón de llorar.


Acuérdate de limpiar el rincón cuando lo abandones para ir en busca de tu mejor versión, así si la vida te devuelve al mismo lugar, te lo encontrarás con los brazos abiertos para darte cobijo mientras lloras, mientras comienza tu nuevo levantar.


            “La resiliencia de un ser humano nace en el lloro, se reproduce en la impotencia y se vislumbra en la conquista de uno mismo en sus peores momentos”