martes, 3 de mayo de 2016

Empresas Emocionales

Los tiempos corren, los ritmos se vuelven eléctricos, el mundo vuela y las empresas se reinventan. Es muy difícil ser competitivo, ser innovador, ser puntero en el mercado sin usar las emociones.


La capacidad de adaptación del mundo empresarial a las necesidades del mercado profesional pasa por emocionar al cliente. Cada vez más las empresas definen sus estrategias de marketing a través de las emociones, sistemas de atracción, de compromiso emocional, de ablandar corazones y volver a una norma básica para crecer en un mundo de velocistas.




Me llama la atención como grandes firmas, con estructuras de gestión empresarial establecidas y estancadas en un formato definido (anclado por décadas) sean capaces de reinventarse, de darse cuenta que hoy por hoy para mantenerse en la lucha de poder deben seducir al cliente, darle unos servicios exclusivos, asesorarles con verdaderos profesionales, plantearles mejoras para conseguir su fidelidad y poner todo un dispositivo de marketing y publicidad a su disposición para hacer creer al cliente que está con los mejores.


Todo esto sin emocionar al cliente, sería un efecto efervescente con cambios continuados de firmas y donde las empresas aun teniendo claro su target de actuación, no conseguirían mantener al cliente.


Por fin, las emociones se imponen a lo material, a la imagen de aparentar, al poder de mandar, todas las empresas se ajustan para conseguir lo mejor, no hay otro mejor que el cliente contento y fiel, para ello precisan de las mejores armas, las emociones por encima de todo.



Defiendo las emociones, porque somos personas, somos los grandes protagonistas del mundo y en cambio nos mueven en masas a cambio de éxito, de ranking, de publicidad, de imagen, etc… Todo esto sin emociones no sirve de nada, tan solo serían momentos álgidos como toda línea comercial que se precie y su sierra de resultados (alto, bajo, alto bajo).


Estoy contento de ver como triunfa algo esencial, la persona, el ser humano, lo que realmente merece la pena y siempre los descuidamos, somos los grandes baluartes de la vida y sin embargos nos vemos sometidos a las grandes estrategias para captarnos.


            “La verdadera atracción es emocional”


Cuando las relaciones empresariales se vuelven más humanas, la garantía de su éxito está más cerca, las personas somos el mejor ingrediente en cualquier reunión, pero debemos cuidarlo, cuidarnos e intentar que no se olviden de nosotros.



“Cualquier empresa depende de un ser humano, no es la marca, es quién la crea para darle sentido en su historia”




No existe nada que supere al ser humano, creamos en ello para hacernos valer siempre.